De nuevo desenredo la oreja
desde otra dimensión, de otra manera de la que conocemos
con el estomago vacío como de costumbre.
Costumbre, las malas costumbres, los vicios, la gente, el espacio
La vieja gorda de mi mesa en el cafe
el parlante que trae en la cara, el tocadiscos, los ojos saltones, la bolsa mágica.
Todos pretextos para guardar reposo fuera de la nieve
para vagar de la conciencia,
para manchar el papel con lápiz labial.
Se desenreda casi sola, y es deliciosa y caliente, así como un taco dulce de canela.
Le doy la razón al parlante y a los ojos de rana. Se mueven, critican.
Y es que ya es c